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Adidas adolece ante los efectos de su millonario “divorcio” con Kanye West

Por Jaime Martinez

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Photo Credits: Diseño Yeezy 450 Resin de Adidas. Adidas, fotografía de archivo.

La multinacional de la moda deportiva Adidas, compañía líder y de referencia a escala global del sector, ofrecía este 9 de febrero una primera actualización sobre el que espera que sea su rendimiento a lo largo de su nuevo ejercicio fiscal de 2023. Un año para el que estima seguir sufriendo las consecuencias de haber roto lazos con la firma de moda Yeezy, del polémico artista estadounidense Kanye West, ahora conocido simplemente como Ye, y previsiones que ha hecho coincidir con la presentación de las cifras preliminares del cierre de su último ejercicio fiscal de 2022, completado a fecha del pasado 31 de diciembre.

Empezando por este último punto, y a la espera así pues de poder profundizar en los detallas de sus cuentas una vez de que, el próximo 8 de marzo, terminen por hacerlas publicas desde la directiva de la multinacional deportiva, desde Adidas han informado de que, en base a sus cifras preliminares no auditadas, la compañía habría llegado a completar su último ejercicio fiscal recogiendo unas ventas totales por valor de 22.511 millones de euros. Cantidad que representaría un aumento de un +6 por ciento con respecto a los 21.234 millones facturados a lo largo de todo 2021; pero no obstante una caída de un -4,78 por ciento en relación a los 23.640 millones de euros que la compañía llegaba a facturar durante 2019, último ejercicio que llegó a completarse al margen de los efectos de la pandemia por coronavirus.

Un resultado así pues ambivalente en términos de facturación, que no obstante ha venido acompañado de un, esta vez sí, claro mal rendimiento en términos de rentabilidad, con, a falta de concretar su beneficio neto total para el ejercicio, un beneficio operativo que habría terminado colocándose en los 669 millones de euros en 2022 (1.986 millones de euros en 2021); así como con un beneficio neto de sus operaciones continuas por valor de 254 millones de euros (1.492 millones de euros en 2021).

“Los número hablan por sí mismos”, y dejan claro que “actualmente no estamos rindiendo como deberíamos”, destacaba Bjørn Gulden, exdirector ejecutivo de Puma y ya nuevo y flamante director ejecutivo de Adidas, a lo largo de unas declaraciones hechas públicas por parte de la dirección de la misma multinacional deportiva. Así pues, y de cara ya a este próximo ejercicio en el que se encuentra ya embarcada la compañía, “2023 será un año de transición desde el que asentar las bases para volver a ser una compañía en crecimiento y rentable”. Para lo que “nos centraremos por completo en el consumidor, en nuestros atletas, nuestros socios minoristas y en nuestros trabajadores”. “Juntos vamos a trabajar para generar calor de marca, mejorar nuestra ingeniería de producto, mejorar nuestro servicio y distribución, y para asegurar que Adidas sea un gran y divertido lugar para trabajar”. Para ello, añade Gulden, la compañía “cuenta con todos los ingredientes para tener éxito: una gran marca, magníficas personas, socios fantásticos y una infraestructura global insuperable”. Solo “necesitamos volver a juntar las piezas”, valoraba, “pero estoy convencido de que con el tiempo haremos que Adidas vuelve a brillar”, pero “necesitamos algo de tiempo”, apostilla el director ejecutivo de la multinacional.

Pérdidas estimadas de otros 500 millones de euros por la retirada de los productos Yeezy

Con ese reclamo de tiempo Gulden no hace sino referencia a lo que desde Adidas ya presentan como un nuevo ejercicio de 2023 que, bajo ese apelativo de “año de transición” apuntado por su director ejecutivo, no se ha hecho más que enmascarar lo que terminará cobrando vida en forma de un desafiante ejercicio, para el que desde Adidas prevén una caída de las ventas en la tasa de un solo dígito, pero de rango alto; así como un beneficio operativo que no se sitúe más allá del punto de equilibrio para asumir costes. Unas pobres previsiones que ya han empujado a la baja la cotización de las acciones de la compañía, que se ha dejado un -9,91 por ciento del valor de sus títulos tras pasar de los 156,74 euros por acción a los que cerraba la sesión del jueves día 9 de febrero, hasta los actuales 141,20 a los que va a abrir la sesión este lunes día 13.

Tras este empobrecimiento de su rendimiento, no se encontrarían no sino que los profundos efectos del millonario divorcio que Adidas ha establecido con la marca Yeezy, del polifacético, y controvertido, artista estadounidense Ye, antes conocido como Kanye West. Músico que en su decidida ofensiva por poner en valor sus asociaciones dentro del mundo de la moda ha terminado alimentando la rescisión de sus respectivos acuerdos comerciales tanto con Gap como con Adidas, compañía en cuyo caso llegaban a cifrar en unos 250 millones de euros la pérdida de beneficios sobre sus cuentas provocadas por este cese de relaciones entre las partes, para el ejercicio de 2022. Unas estimaciones que ofrecían a principios del pasado mes de noviembre de 2022, y que estarían a las puertas de terminar viéndose ampliamente superadas por la realidad, como se deja claro en una nueva revisión ofrecida por Adidas, y que termina cifrando en una pérdida de ventas por valor de 1.200 millones de euros, así como de un beneficio operativo de 500 millones de euros, los efectos de la retirada del stock de Yeezy de la oferta de Adidas, todo para este nuevo año de 2023.

“Si bien la compañía continúa revisando sus opciones a futuro para la utilización de su inventario de Yeezy, esta guía de previsiones contempla el impacto adverso y significativo de no vender el stock existente”. Algo que, explican desde Adidas, se terminará traduciendo en una caída de “los ingresos en alrededor de 1.200 millones de euros” y del beneficio operativo “en alrededor de 500 millones de euros este año”.

“En este contexto, añaden, desde Adidas se “espera que las ventas a tipo de cambio neutral disminuyan a una tasa de un dígito alto en 2023”, mientras se prevé que el “beneficio operativo se sitúe al rededor del punto de equilibrio” entre costes y beneficios. Todo, claro está, partiendo del supuesto más extremo, pero por ahora el más factible, que pasa por que “la compañía decidiera irrevocablemente no reutilizar ninguno de los productos Yeezy existentes en el futuro”, lo que “daría como resultado la cancelación del inventario existente de Yeezy y reduciría el beneficio operativo de la empresa en 500 millones de euros adicionales este año”. Un golpe al que además se sumarían los costes excepcionales “de hasta 200 millones de euros” que se contemplan para este 2023. Unos gastos que “forman parte de la reestructuración estratégica que la empresa está realizando actualmente con el objetivo de reactivar el crecimiento rentable a partir de 2024”, y que, junto al golpe por el “divorció” con West, terminarían sumando, solamente estos dos factores, “una pérdida operativa de 700 millones de euros” para este 2023.

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