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Anton Heunis: “Todo comenzó en el tocador de mi abuela”

Por FashionUnited

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Madrid - Creció rodeado del árido paisaje de Sudáfrica, en un área semidesértica en la que aprendió a fantasear con un universo de magia y fantasía. El mismo universo que años más tarde ha conseguido construir de la mano de pendientes, anillos y collares de un estilo inimitable. Creador de piezas únicas y grabadas a fuego bajo el lema “Handmade in Madrid” (Hecho a mano en Madrid), hablamos con el diseñador Anton Heunis de cómo ha conseguido hacer de su estilo una marca internacional, de sus inicios en el mundo de la joyería, y de las nuevas tendencias y retos a los que deberán hacer frente en el futuro los talleres de diseño artesanal como el suyo.

escrito por: Jaime Martinez

¿Cómo empezó todo?

Todo comenzó en el tocador de mi abuela, siempre cubierto de joyas y cepillos esmaltados. Desde niño siempre me he sentido muy atraído hacia todo este mundo.

¿Piezas de joyería o bisutería? En tu caso, ¿dónde está la diferencia?

Aunque es verdad que todas las piezas que hacemos mantienen nuestro estilo, tenemos dos líneas distintas, una de joyería y otra de bisutería. La diferencia radica sobre todo en los materiales. En joyería usamos oro, diamantes y toda clase de piedras preciosas, mientras que en bisutería lo que más utilizamos son cristales de Swarovski y metales bañados en oro.

Todas las piezas que diseñas tienen esa impronta tuya tan personal. ¿Cómo describirías ese estilo?

Cuando hablamos de nuestras piezas hablamos de diseños modernos, pero con un toque diferente; con ese aspecto vintage tan particular. A nosotros nos gusta referirnos a ese estilo nuestro como “modern vintage”.

¿Cómo aprendiste y te formaste en el oficio de joyero?

Yo me licencié en Bellas Artes por la escuela de Stellenbosch, en Sudáfrica. Más tarde realicé un máster de orfebrería en Múnich, y finalmente logré fundar mi propia firma de joyería en Madrid, ya en el año 2004.

Desde entonces, aquello que comenzó como en un sueño, conmigo haciendo pequeñas joyas desde mi apartamento en Madrid, ha ido creciendo hasta convertirse, en unos pocos años, en toda una marca internacional.

¿Sabrías decir en cuántos países podemos encontrar ahora mismo tus diseños?

Ahora mismo nuestras colecciones están presentes en unos 35 países diferentes.

¿Cómo fueron aquellos primeros años como diseñador de joyas?

Recuerdo que al principio fue muy difícil encontrar mi propio hueco. Trabajaba para marcas importantes como Roberto Cavalli o Emanuel Ungaro, pero sabía que quería hacer algo diferente. Fue finalmente el tiempo el que me ayudó a encontrar mi propio estilo, con el que siento que me soy fiel a mi mismo, y que al final se ha convertido en mi sello de identidad.

¿Qué es lo que te trajo a instalarte en España?

En pocas palabras, “el amor” (risas). Mi pareja ya había vivido en Madrid, era una ciudad que nos encantaba, y decidimos venirnos a vivir aquí.

¿A que cree que se debe el éxito de tus creaciones y de que hayas podido pasar, en pocos años, de vender tus colecciones en círculos muy reducidos a estar presente en lugares de todo el mundo?

Creo que la frase en inglés es “Never give up” (nunca te rindas). El talento es importantísimo no hay duda, pero para tener éxito el talento equivale a un 10 por ciento del total. El resto es trabajar, trabajar y trabajar.

¿Cómo es ahora mismo un día a día en tu trabajo?

Por desgracia mi día a día ahora mismo contiene una parte importantísima de gestión. Me gustaría tener más tiempo y poder dedicarme íntegramente al área creativa, pero cuando la empresa crece, y con ella el número de empleados, debes de ocuparte de muchas otras cosas para que al final todo pueda seguir funcionando bien. Crear para mi es mi vida, así que sé que soy muy afortunado por poder trabajar haciendo lo que me apasiona.

¿Y qué es exactamente lo que más te apasiona de crear? ¿Qué es lo que más valoras?

Lo que más me apasiona es el hecho de crear algo que antes no existía. Que una idea termine convertida en un objeto real, además en mi caso en un objeto de deseo. Al final las joyas son piezas con un gran peso social y sentimental, pueden evocar amistad, amor, compromiso, marcar un estilo o quizás ser un simple capricho, y el poder formar parte de todas esas emociones, eso es lo que realmente más ilusión me provoca.

¿Y lo que menos te gusta del mundo de la joyería?

Quizás que es un mundo tremendamente duro en el que hay muchísima competencia. Siempre tienes que estar luchando, sobre todo contra las grandes empresas, que intentan aprovecharse de los creadores más pequeños y copiar sus trabajos.

¿Recuerdas aquella primera pieza que creaste?

Sí, la hice con 8 años. Era una colección de broches que realicé en masa Fimo, una pasta especial que se utiliza para modelar, y que le vendí a una galerista de Johannesburgo.

“Si menos es más, imagina cuánto más será más”. Esta cita pertenece a la serie Frasier, a la que creo que eres bastante aficionado. ¿El estilo de tus diseños sigue en cierta manera esta reinterpretación tan irónica de la cita emblema del minimalismo “less is more” (menos es más)?

Es cierto (risas). El minimalismo puede ser algo preciosos, de hecho casi siempre lo es, pero no te conduce a un mundo de fantasía, ¿no crees?

Yo crecí en un pequeño pueblo de una zona semidesértica de Sudáfrica, y allí mi madre y yo solíamos ver toda clase de películas en blanco y negro del Hollywood de los años 60. Todas desprendían ese glamour tan característico de aquellas décadas, y a mí siempre me ha gustado reinterpretar las piezas que llevaban las actrices de entonces, con toda su magia y fantasía, porque eso es precisamente lo que deseo que transmitan mis joyas. Que al ponérselas cualquier mujer pueda sentirse diferente y especial; que sienta que vive en un mundo repleto de sueños todavía por cumplir.

Esa influencia y riqueza multicultural que has vivido, ¿está presente también en tus creaciones? ¿En qué te sueles inspirar a la hora de diseñar?

Me gusta pensar que en todas las piezas que diseño hay parte de todo cuanto he vivido y he visto a lo largo de mis viajes. Me inspiro en todas mis experiencias, pero también suelo hacerlo en diferentes aspectos de la vida cotidiana.

¿De qué manera exactamente influye esa “cotidianidad” en tus diseños?

Se que puede sonar poco realista cuando uno ve mis colecciones (risas), pero por ejemplo si voy paseando por la calle me fijo mucho en las piezas que lleva puesta la gente. Algunas no me resultan muy bonitas, y me pongo a pensar “¿Qué podría hacer para transformarla?”. Entonces en mi mente empiezo a destruir y reconstruir la pieza, creando poco a poco algo completamente nuevo. Otras veces esa inspiración me llega en un mercadillo o visitando algún rastro, frente a una silla de líneas sinuosas que termina por inspirarme unos pendientes. La inspiración es lo que tiene, que al final puede venir de cualquier lado.

Y después de la inspiración, ¿qué? ¿Cómo es ese proceso de fabricación de una de tus piezas?

Una vez ya tenemos el diseño, empezamos soldando las piezas en el taller. Luego las mandamos galvanizar y bañar en oro, y finalmente montamos la pieza y engastamos las piedras. Son procesos que hacemos completamente nosotros desde nuestro taller de Madrid, excepto el baño en oro, que lo trabajamos con una empresa de Menorca.

¿Qué materiales soléis utilizar?

Lo que más solemos utilizar son el latón bañado en oro y en plata, los cristales de Swarovski, cristales vintage, y dependiendo del diseño, también otros menos tradicionales como plástico, tela o incluso madera.

¿Alguno especialmente raro?

Así raro… trozos de esas cortinas de tiras de plástico de colores. Las que suelen tener las casas del pueblo de las abuelas (risas).

Cuando hablamos del mundo de la joyería evocamos un mundo de artesanía, de tradición, de técnicas centenarias… ¿Sigue existiendo ese entorno artesanal, o ya hay mucha pieza prefabricada y de producción industrial?

Ahora mismo hay muchísima producción industrial. A diario veo empresas que hacen copias de nuestras colecciones y que después ponen a la venta a unos precios irrisorios, ante los que no se puede competir. Esa es una de las razones de que cada vez haya menos marcas que produzcan de la misma manera en la que lo hacemos nosotros, y en esto incluyo a las grandes firmas.

En vuestro caso, ¿todas las piezas están hechas a mano y en Madrid?

Al 100 por ciento. Todas las piezas, cada una de ellas, las realizamos a mano desde nuestro taller de la Calle Fernando VI, en pleno centro de Madrid.

¿Crees que ese valor artesanal de piezas como las vuestras es algo que se valora lo suficiente?

Vivimos en una época en la que las redes sociales han hecho que la gente vea las cosas y las quiera al instante. Desgraciadamente eso dificulta la labor de quienes trabajamos de manera artesanal, porque nuestros diseños requieren de un proceso de elaboración, de un tiempo. Por fortuna sigue habiendo un público que sí valora ese trabajo, y es en él en el que nos centramos.

¿Cómo dirías que ha evolucionado la joyería en los últimos años?¿Cuáles son los mayores cambios que has podido observar?

Las novedades se observan sobre todo en las tendencias. Hace un tiempo lo que más demanda tenía eran los collares tipo “maxi”, y eso ha cambiado por completo. Ahora son los pendientes los que están cobrado cada vez mayor importancia.

¿Cuáles crees que son los grandes retos a los que deberá hacer frente el mundo de la joyería en el futuro?

Sin ninguna duda, las copias. Y no solamente las procedentes de china, sino también las de las grandes marcas nacionales e internacionales, que abusan del talento y los esfuerzos de las marcas de autor creando una competencia low cost.

¿Qué es hoy en día lo más importante en una joya?

Primero hay que pensar que si un bolso puede dar un toque especial a un look, unos pendientes lo cambian por completo. Y si algo prevalece por encima de todo a la hora de elegir una pieza, eso ahora mismo sin duda es el diseño. Ya ni si quiera el material empleado para elaborarlas es lo más importante. Antes las joyas servían sobre todo para demostrar riqueza o una posición social, y eso también ha cambiado.

¿Y lo que tú más valoras?

Cuando alguien se pone una joya y ves como cambia su rostro. Eso es lo que más me gusta, observar el momento en el que alguien se enamora de una de mis piezas.

Has diseñado pendientes, collares, bolsos… y hasta una botella de Heineken recubierta de piedras semipreciosas. ¿Ya tienes un nuevo proyecto especial entre manos?

De momento tan solo disfrutar haciendo mis colecciones. Lo importante es continuar diseñando piezas innovadoras.

¿Algún sueño por hacer?

Si tuviera tiempo me encantaría poder hacer una lámpara de salón; de esas enormes y completamente encostrada de joyas. Tengo mil ideas, pero me falta tiempo (risas).

Si tuvieras que elegir uno, ¿de qué momento profesional te sientes más orgulloso?

Creo que del momento en el que la Reina Letizia llevó uno de nuestros pendientes por primera vez. Imagina lo que pudo significar para un niño del desierto africano, que una persona de la relevancia de la Reina de España llevara una de sus piezas. Fue un momento muy bonito. Me provocó una gran emoción.

¿Qué consejo le darías a quien este pensando en dedicarse al diseño de joyas?

Le diría “deja de pensarlo, y empieza a hacerlo”. Y si no funciona, a seguir intentándolo. Nadie consigue nada sin esfuerzo.

Photos: Anton Heunis

Anton Heunis
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