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Las escuelas de moda cada vez ofrecen más programas de postgrado

Por Joshua Williams

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Moda

Foto Pexels.

En un reciente artículo de la revista New York Magazine, el autor William Deresiewicz afirmaba lo siguiente: "Para las instituciones educativas, los programas de maestría son vacas lecheras, ya que sus estudiantes reciben mucho menos ayuda económica que los de licenciatura. Para los estudiantes, tomar un programa de maestría responde a una necesidad concreta: los trabajadores estadounidenses compiten cada vez más con los de todo el mundo, y cuantos más titulados universitarios hay, es necesario encontrar más formas de distinguirse de la masa."

Esto es especialmente cierto cuando se trata de estudios como la moda, donde los programas de maestría han proliferado. Éstos han pasado de ser un puñado en todo Estados Unidos, a una oferta constante en cientos de universidades. Por ejemplo, la escuela Parsons School of Design de Nueva York ahora ofrece veinte programas de maestría, y de distintos niveles y estilos. Ya no es solo un MBA, enfocado en temas administrativos, sino que incluso existen programas más especializados como la Maestría en Estudios Profesionales que no se centra en las finanzas y las estadísticas generales, sino exclusivamente en la industria de la moda.

¿Prefieres escuchar? El podcast completo sobre este tema, parte de la serie "El futuro de la educación en moda" se encuentra aquí.

El costo de estos programas, especialmente en las universidades de alto nivel, desde Columbia hasta RISD, es muy elevado, a menudo más de 50,000 dólares al año. Y eso se acumula en un programa de dos o tres años. Aunque los datos sugieren que los estudiantes que se gradúan con una maestría ganan más que quienes no cuentan con este título, estos costos elevados hacen que un programa de posgrado sea muy arriesgado, cargando a los estudiantes con una deuda que pueden tardar años en pagar.

Esto es especialmente cierto en el sector de la moda, en el que, hace sólo dos generaciones, era poco probable que un empleado de moda tuviera siquiera un certificado de estudios de dos años, mucho menos un título universitario de tres o cuatro años. Las maestrías en moda siguen siendo una novedad en el mercado de trabajo, e incluso puede resultar un poco desconcertante para quienes están buscando contratar personal, y ellos mismos no tienen uno de estos títulos. Por supuesto, esto está cambiando conforme más estudiantes se gradúan y suben de puesto en las organizaciones, pero ciertamente vale la pena considerarlo como un potencial estudiante de posgrado.

Entonces, ¿por qué las universidades están ofreciendo más programas de posgrado? La respuesta puede ser bastante compleja, pero comienza con el hecho de que, a medida que el número de estudiantes disminuye y los programas de licenciatura en moda se han vuelto omnipresentes, las universidades deben encontrar nuevas maneras de diferenciarse de su competencia, así como encontrar nuevas fuentes de ingresos. Las universidades con nombres más conocidos son capaces de hacer uso de su reputación en el ámbito académico de licenciatura, incluso sin la experiencia o las estructuras específicas para dirigir un programa de posgrado. Es más, aunque puede ser difícil conseguir profesores y profesoras para estos programas, debido a la falta de profesorado de nivel de maestría y doctorado, la esperanza es que, con el tiempo, los graduados vuelvan y enseñen, creando la circularidad que existe en otros campos. Y por último, existe la esperanza de que los programas de posgrado añadan con el tiempo peso académico a la reputación de la escuela, a través de la investigación, los simposios y las redes ampliadas.

Ahora bien, ¿qué pasa con los estudiantes? Como afirma Deresiewicz, en el contexto de las maestrías llamadas M.F.A. en Estados Unidos o Maestrías en las Bellas Artes, "tanto las recompensas financieras de un M.F.A. como los motivos para obtenerlo pueden ser extremadamente turbios. El título no es como una maestría en fisioterapia, por ejemplo, algo que te introduce directamente en un campo laboral bien definido con una demanda probada y estable". Y señala que, "... en muchos casos la infraestructura se había construido, o se había sobredimensionado, y las escuelas tenían que seguir encontrando cuerpos para todos esos asientos. Los niveles de exigencia para las admisiones cayeron en picada". Sin embargo, estos programas siguen creciendo. En algunos casos, se debe a que los estudiantes están recibiendo una sólida formación, aprovechando la oportunidad de profundizar en las complejidades de su actual o futura carrera de moda. En otros casos, es una forma de pasar de la industria en la que se encuentran a la de la moda sin tener que empezar de cero con una nueva licenciatura. Y, por último, la escuela de posgrado es algo que se puede hacer mientras se resuelve el camino profesional que se desea seguir, cuando se está entre trabajos o se amplía el visado, en el caso de estudiantes internacionales. Al final, hay muchas razones diferentes para que los estudiantes participen en un postgrado, y el resultado depende en gran medida de las expectativas y los objetivos del estudiante.

Sin embargo, lo que ocurre después de graduarse es un poco más difícil de analizar. Estos programas rara vez se construyen para conectar la educación con el trabajo; no existen las mismas prerrogativas legales que hay en el ámbito universitario, por lo que las escuelas no llevan la cuenta de quién consigue un trabajo, ni cuándo. En lo que respecta a la moda, la sensación general es que quienes ya tienen un trabajo, y el apoyo de un empleador a lo largo del proceso, suelen salir mejor que los que no lo tienen, porque el empleador ve los beneficios potenciales de un empleado mejor formado. Al final, depende del estudiante recién graduado aprovechar su título de posgrado de la mejor manera posible, con la esperanza de superar su deuda estudiantil y competir con un número cada vez mayor de compañeros de maestría.

Espera la próxima semana la siguiente entrega de esta serie dedicada a la educación en moda. Analizaremos hablaremos del cambio necesario hacia un modelo de aprendizaje omnicanal que reconozca las diferentes necesidades y modalidades del aprendizaje moderno. O bien, escucha el episodio en nuestro podcast.

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