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Lino: propiedades y cuidados

Por Jaime Martinez

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Moda

Photo Credits: Springfield.

Madrid – El lino es una de las fibras naturales más versátiles y con más historia de todas y cuantas se emplean en la industria de la confección. Un material que presenta una serie de particularidades y características que lo hacen especialmente apto frente a las altas temperaturas, gracias, entre otras, a su intrínseca capacidad natural para resultar refrescantes y proteger del calor, e incluso de las radiaciones ultravioletas. Unas propiedades que son de sobra conocidas por las grandes firmas y cadenas de moda, que no dudan en hacer del lino uno de los principales protagonistas de sus colecciones y propuestas, tanto para hombre como para mujer, de cara a la temporada estival.

Empleado como materia prima de unas prendas que se nos muestran como indispensables de todo fondo de armario frente a temperaturas tan extremas como las que venimos experimentando a lo largo de estas últimas semanas, a pesar de su larga historia, el “Linum usitatissimum”, nombre botánico de la variedad cultivada de el lino, sigue siendo objeto de serias investigaciones con las que se trata de seguir profundizando en sus múltiples cualidades. Unos valores que hacen que pueda emplearse tanto para la fabricación de telas y de cuerdas como de hamacas o esteras, que de un modo u otro eran ya bien conocidos por la población de civilizaciones tan antiguas como la del antiguo Egipto. Región en la que se hacía uso del lino desde para tejer túnicas como para confeccionar las vendas de las momias, y donde se han encontrado restos de lino fechados más de 5.000 años antes de Cristo. Orígenes así pues de un material que encontramos hoy dominando propuestas tan juveniles y actuales como la de la marca Springfield. Desde donde, con motivo de esta actual campaña para la temporada Primavera/Verano de 2021, no solamente lanzaban una colección sostenible confeccionada a partir de lino, sino que también ponían en marcha la iniciativa y los talleres prácticos “The Linen Community”, y todo ello al tiempo que invitaban a Lala de Dios, historiadora del arte, cofundadora del Estudio Textil Indigo y experta en diseño y producción artesanal de textiles, a que participase de su singular “loa al lino” explicando las propiedades del material.

Photo Credits: Lala de Dios. Cortesía de Springfield.

Origen y obtención de las fibras de lino

Ahondando primeramente un poco en la historia de este material y en cómo es su proceso de fabricación, como bien explica de Dios, el lino es una planta —con hasta 230 variedades— originaria de Europa y de los países de la cuenca mediterránea, que los hombres y mujeres han estado empleando para tejer telas y fabricar cuerdas desde la prehistoria. Habiéndose encontrados restos en algunos lagos de Suiza de telas tejidas con una variedad de lino silvestre de la época neolítica. Unos restos fechados 3000 años antes de Cristo, que no obstante serían 2.000 años más recientes a los restos encontrados en Egipto y Palestina.

“Seguramente atraídos por el brillo y resistencia de sus hermosas fibras”, explica la historiadora a lo largo de un minucioso escrito, “hombres y mujeres lo han utilizado para tejer telas y fabricar cuerdas”. “Las fibras textiles que sirven para fabricar el hilo de lino se encuentran dentro del tallo leñoso de la planta”, y es “necesario un laborioso proceso para extraerlas y limpiarlas”, detalla sobre el proceso que debe de seguirse a la hora de poder obtener las fibras. “El paso siguiente es ‘peinar’ el lino para que las fibras queden bien limpias y ordenadas, colocándolas en paralelo”, momento en el que ya “estarán listas para fabricar el hilo”, dando así inicio a lo que “conoce como el proceso del hilado”.

Tras esa primera fase de extracción de las fibras, se procede así pues a fabricar con ellas un hilo de lino para el que solo es necesario “retorcer las fibras para que puedan unirse unas con otras y formen hilos largos y resistentes con los que se pueda tejer, coser, bordar” y fabricar desde cuerdas a hamacas o esteras. Para ello, “el instrumento utilizado para hilar, desde tiempos remotos, fue el huso”, una especie de peonza de madera con un peso en un extremo que se hacía girar en el aire para retorcer las fibras, y protagonista de un proceso en el que, tal y como atestiguan algunos murales egipcios, se llegaban a emplear equipos “de 6 o 7 ayudantes hasta llegar al maestro hilandero”. Un proceso que seguían para “tejer las vendas de las momias y unas túnicas de color blanco”, las únicas “permitidas para entrar en los templos”, puesto “que la lana era considerada un material impuro”. Unas técnicas a las que sustituirían ya, muchos siglos después, las ruecas, “que permitían enrollar el hilo en una bobina al mismo tiempo que se hilaba, lo que suponía un enorme ahorro de tiempo en una tarea que consumía una gran cantidad de horas de trabajo”. Siguiendo evolucionando ya desde ahí el mismo proceso, hasta llegar a los actuales métodos de fabricación modernos.

Photo Credits: Springfield.

Cualidades del lino: unas fibras naturales y resistentes

Entre las principales cualidades que representa el lino, y que hacen de él esa fibra especialmente adecuada como apuntamos frente a las altas temperaturas, están una capacidad de resistencia superior a la de la seda, una buena conductividad del calor, o el ser capaz de absorber hasta un 20 por ciento de agua, sin adquirir una consistencia húmeda.

“El lino es una fibra natural de origen vegetal” que “es resistente y perfecta para el verano, porque resulta fresca y ligera y protege de forma muy efectiva del calor y de las radiaciones ultravioletas”, explica la historiadora; sobre un tejido que “es capaz de absorber hasta un 20 por ciento de agua sin adquirir un tacto húmedo” y que es un “buen conductor del calor”. “Por ello”, añade de Dios, “la ropa de lino es fresca al tacto y muy apropiada para el verano”, además de que “su superficie lisa repele la suciedad”.

Entrando en mayores detalles sobre el material, “una fibra de lino de buena calidad puede medir de 45 a 60cm de largo”, y su color variará “del beige al gris plateado, según el método utilizado para su extracción del interior del tallo”. Aún así, apunta la historiadora, “debe tener aspecto sedoso y brillante, aunque es mucho más fuerte que la seda”. Una resistencia que además “aumenta cuando está mojado, lo que lo hacía muy adecuado para fabricar velas y cuerdas para los barcos”, al tiempo que su apariencia sedosa, “en una época en la que la seda en Europa era un bien precioso”, lo hacían “apropiado para la fabricación de textiles de gran calidad, como finos manteles de damasco y los mejores encajes”.

Además de esta serie de cualidades en en el terreno de la confección, no podemos dejar de lado el carácter ecológico por naturaleza del propio lino. Una planta de la que se puede aprovechar todo. Desde sus fibras, para la confección textil, a unas semillas, la linaza, que son ampliamente utilizadas en sectores tan dispares como las de la cosmética, la medicina, la alimentación o para la fabricación incluso de pinturas.

Photo Credits: Springfield.

Cuidados de las prendas de lino: cómo lavar, secar, planchar y las prendas de lino

A pesar de las buenas prestaciones y de la alta resistencia que las fibras de lino aportan a las prendas, para su correcta conservación se recomienda en todo caso seguir una serie de pautas que permitirán mantener la elasticidad y buena condición de las prendas. Unas serie de consejos que, de no seguirse, pueden provocar el rápido deterioro de las piezas, y entre los que encontramos desde lavado en frío a su secado al aire, nunca en secadora.

“Para su correcta conversación y para mantener su elasticidad, se recomienda lavar las prendas siguiendo los consejos del fabricante que figuran en las etiquetas”, y, “en el caso de que hay manchas de café, fruta, grasa, o cualquier otra mancha, conviene quitarlas lo antes posible y siempre antes de lavar la prenda”. Una limpieza que puede en cualquier caso realizarse a mano o en lavadora, explica de Dios, “siempre en agua fría o a baja temperatura”, ya que “con el agua muy caliente podría encoger, o deformarse”. Para ello, en el caso de las prendas de color, “es mejor lavarlas a 40 grados máximo”, mientras que “las blancas pueden lavarse a 60”. “En lavadora se recomienda elegir un programa para prendas delicadas, que sea corto y no tenga centrifugación”, y “si el lavado se realiza a mano, la prenda no debe retorcerse para escurrir el agua más de lo estrictamente necesario”. Debiendo de terminar, una vez ya lavada la prenda, e independientemente del método empleado, realizando “un buen aclarado” para “eliminar cualquier resto de jabón” o de “suavizante depositado entre las fibras”, que “podrían provocar manchas o decoloraciones”.

Una vez ya limpia la prenda, para su secado “lo que no se recomienda es usar secadora”, ya que lo mejor es un buen secado natural. “Debido a que el lino es un tejido ligero y transpirable, otra de sus ventajas es que seca pronto”, “de ahí que sea recomendable tender las prendas mojadas, colgándolas lo más estiradas posible y sin dobleces, dejando que el peso de la propia humedad ayude a conservar su forma”. “Una buena opción para chaquetas y camisas”, añade de Dios como recomendación, “es colgarlas directamente en una percha adecuada porque la prenda cogerá la forma del soporte”.

Llegados al punto del planchado, las prendas habrá que plancharlas con vapor y a una temperatura media en el momento en el que aún conserven algo de humedad, pero sin estar mojadas. Como recomendación, “si hay que insistir para acabar con una arruga rebelde”, es mejor colocar “un paño fino y seco entre la plancha y la prenda para eliminar la arruga” sin dañar la prenda. Y en el caso de que esta presente algún detalle, como un encaje o un bordado, “lo mejor es planchar por el revés, colocando una tela fina entre la plancha y la prenda”.

Photo Credits: Springfield.

Conservación de las prendas de lino

Finalizada ya la limpieza de nuestras prendas de lino, o incluso llegados ya a ese momento del año en el que pasamos a retirarlas de nuestros armarios para hacer sitio a nuestras prendas más otoñales, para su conservación se aconseja no guardarlas envueltas en bolsas de plástico, y escoger en su contra envolturas hechas de fibras naturales.

“Las prendas de lino no deben guardarse nunca en bolsas de plástico”, destaca de Dios, sino que “siempre que sea posible se deben utilizar bolsas de algodón, o envolverlas en papel de seda”. Procurando además en cualquier caso el “colgar la ropa de lino en perchas que se adapten a la forma de la prenda”, para evitar así “que se formen arrugas”.

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