Balance de la semana de la Alta Costura
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La gala de los modistos que terminó el pasado jueves sólo contó con la presencia de siete participantes de entre las 10 casas internacionales que gozan de tal distinción. Sin embargo, hemos podido observar que la alta costura parisina ha
comenzado a abrir sus puertas a los jóvenes creadores haciéndolos participar del evento como miembros invitados y a la Alta Joyería, la cual ya se ha granjeado su puesto en el calendario oficial de la semana de la moda. No obstante, la organización de un desfile y el coste de producción de las prendas resultan todavía muy onerosos para los modistos que gozan de menos celebridad, llegando a alcanzar varios millones de euros. A título indicativo, el alquiler de una sala en París varía entre los 10.000 y los 15.000 euros.Si las grandes casas de moda se esfuerzan en perpetuar la tradición del desfile – espectáculo, también esperan mucho de las ventas de productos accesorios como el maquillaje, los perfumes o las gafas que contribuyen a financiar la rama de la alta costura - una "actividad cada vez más delicada, más preciosa y cada vez más costosa," reconoce el especialista del lujo Jean-Jacques Picart. Tomemos el ejemplo de Chanel y 'Rouge Coco'; su nueva gama de lápices de labios contribuye a engrandecer la imagen de la marca Chanel.
Les cuadernos de pedidos otoño-invierno 2010-11 deberían indicar tendencias positivas. Durante la sesión de julio, la reanudación de los pedidos se vio confirmada gracias a la internacionalización, y principalmente, al número creciente de compradoras provenientes de países emergentes como Rusia, India y China. Mientras que antes el entusiasmo por la alta costura parisina provenía más bien de los Estados Unidos o del Mediano Oriente, “los países emergentes representan hoy en día un gran potencial para la moda”, precisa Picart.
Para el consejero de moda y lujo del grupo LVMH, las grandes fortunas de estos países "persiguen la búsqueda de un reconocimiento, un estatus y la alta costura es el mejor medio junto con la joyería, para expresar rápidamente la pertenencia a una categoría elitista y privilegiada (...) Y desde nuestro punto de vista de profesionales del lujo, dependemos de esos
privilegiados que proporcionan trabajo a nuestros talleres, a nuestros
fabricantes de plumas y bordados".
De nuestro corresponsal en París
Photo: Chanel, fall 2010