¿Qué comprar: los consumidores marcan la diferencia?
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En referencia a los trágicos accidentes ocurridos recientemente en los países del sourcing como Bangladesh, Pakistán y Camboya, qué recursos tienen los consumidores para asegurarse de que la ropa que compran
no es producida en fábricas peligrosas? Pueden hacer algo al respecto? Este episodio de nuestra serie dedicada al sourcing estudia las diferentes opciones.Empecemos
Son más responsables las firmas de alta gama?
Tal y como las recientes tragedias lo han mostrado, las fábricas que producían ropa para las cadenas de moda como Primark, Kik y Walmart, también han fabricado ropa para marcas como C&A, H&M, Esprit, Nike, Li & Fung entre otras. Sin embargo, las firmas de alta gama tienen tendencia a invertir gran parte de sus márgenes en las campañas de publicidad, de tal manera que la parte dedicada a las medidas de seguridad se reduce aún más. Asimismo, el criterio del precio no induce necesariamente que una parte más grande sea dedicada a la seguridad de los trabajadores y de los edificios. Sin embargo, si un emprendedor compra una camiseta a un euro, este precio tan bajo no permitirá que nada quede para los sueldos equitativos o las medidas de seguridad.Hasta ahora, el panorama no pinta muy bien. Pero tener en cuenta la etiqueta y sobre todo el país de origen tampoco es una solución permanente como el hecho de boicotear las prendas fabricadas en los países a bajo sueldo. Qué otros países podrían intervenir como países de aprovisionamiento con efectivos comparables en recursos, sueldos y plazos de ejecución? Se trata aquí de una producción mundial a gran escala y en el 2010, la industria textil estaba valorizada en 2,560 billones de dólares. Y en el caso de que se encuentre un sustituto, las condiciones de producción en Europa del Este o en Turquía –países citados como posibles alternativas-hacen que los empleados tampoco dispongan de sueldos equitativos y trabajan a diario durante largas jornadas; la insuficiencia de la cobertura sanitaria y el derecho a formar sindicatos son las principales preocupaciones.
Sin embargo, si los trabajadores en Bangladesh, Pakistán, India, Camboya, Indonesia o Filipinas pierden su empleo por un boicot –teniendo como consecuencia directa una reducción de los pedidos- su situación tampoco será mejor. Al contrario, los trabajadores, esencialmente las mujeres perderán la poca independencia que habían conseguido y deberán volver a una vida más doméstica que va de par con el matrimonio y la maternidad precoz dibujando un futuro poco prometedor.
Qué pueden hacer los consumidores?
Afortunadamente, quedan esperanzas y soluciones. Se están haciendo esfuerzos para mejorar las condiciones laborales in-situ: el acuerdo sobre el fuego de los incendios y la seguridad de los edificios en Bangladesh, firmado por 30 marcas principalmente europeas, es una primera etapa importante que podría ser aplicada por otros países. Existe también The Fair Wear Foundation, una red de sociedades, marcas y sindicatos que obran juntos para mejorar las condiciones de trabajo de los empleados en el mundo en el sector del textil y la indumentaria.Según el tipo de empresa, esta organización no puede atribuir un label de calidad que garantiza las condiciones de trabajo equitativos. “La industria textil tiene una cadena de aprovisionamiento muy complicada. Hay tantos proveedores y subcontratistas que es muy, muy difícil vigilar todos los canales de producción”, ha explicado Martin Curley, de Fair Wear Foundation.
Buscar la información
En resumen, solo un sistema de clasificación para las prendas con una etiqueta indicando si la prenda proviene de una fabricación certificada o “justa, segura y duradera”, permitiría una fiabilidad más grande para los consumidores. Existen también numerosas informaciones disponibles en internet sobre la fabricación de los productos. Los consumidores que desean efectuar búsquedas pueden hacerlo más allá de la web de las firmas.Actualmente, organismos sin ánimo de lucro como la Clean Clothes Campaign, Free2Work, el Forum Internacional de los Derechos del Trabajo o la Organización Internacional del Trabajo hacen encuestas y publican informaciones sobre las marcas y los minoristas específicos.
Para concluir, sería interesante empezar a pensar en las prendas como una inversión en lugar de un objeto desechable teniendo una duración limitada. La producción de una prenda supone muchos dolores a todos los niveles y lo mínimo que se puede hacer es valorar lo que llevamos tomando consciencia de las condiciones de fabricación.
El próximo artículo de esta serie será publicado el próximo jueves. Si desean dejar comentarios o sugeréncias, escríbanos a esta dirección: news@fashionunited.com.
Texto: Simone Preuss
Traducción: Anne-Sophie Castro